Foto de Karolina Grabowska
Toc, toc. La puerta sonó. O eso fue lo que le pareció a él, no se encontraba completamente seguro de aquello. Sus dedos dejaron de moverse sobre las cuerdas, dejando así de tocar. Aguzó el oído, en silencio. A la espera.
Toc, toc. Volvieron a tocar y esta vez sí estuvo seguro de ello. Sonrió. Ella y su manía de evitar los timbres para no molestarlo, no desconcentrarlo completamente por si se encontraba componiendo. Aunque él le había dicho, una y mil veces, que no importaba. Pero así era ella, terca, pensó, y negó con la cabeza sonriendo. Se levantó del sillón, dejando allí su guitarra y fue hacia la puerta. La abrió. Ella se le tiró encima, sin darle tiempo a nada, colgándose de su cuello.
-¡Feliz cumpleaños ilustradísimo! – Rio, plantándole un sonoro beso en la mejilla, con intención.
Él, automáticamente, rodeó su cintura con sus brazos y rio con ella.- Muchísimas gracias mismísima.- Respondió, siguiendo su broma.
Ella sonrió ampliamente.- ¡Te acordás! Pensé que me ibas a mirar con cara rara, como cuando digo cosas que recuerdo solo yo.
Él negó con la cabeza sonriendo.- Hay cosas que no se olvidan..
Ella volvió a darle otro beso en la mejilla, contenta, y se separó de él, yendo hacia el sillón. Notó que se encontraba allí la guitarra y lo observó, curiosa.- ¿Componías? ¿Te molesté? -Frunció el ceño, pensativamente, y se sentó.
-Tal vez… -Susurró sonriendo y se volteó para cerrar la puerta.
-¿Ya te estás haciendo el misterioso conmigo y no llegué ni hace cinco minutos? -Rodó los ojos, automáticamente.- ¡Sabés que me saca de quicio! – Se cruzó de brazos, haciéndose la molesta.
-¿Todavía no aprendiste que lo hago justamente por eso?- Rio suavemente, yendo hacia ella.- No escribí nada, solo estaba jugando un poco.
Ella lo miró, intentando parecer seria.- Solo te lo dejo pasar porque es tu cumpleaños. En un día común y corriente no lo haría, quiero que conste en actas.- Soltó una risita, sin poder evitarlo.
Él volvió a negar con la cabeza, sonriendo, y se sentó a su lado.- ¿Y mi regalo?- Bromeó, mirándola.
-Oh, ¡estaba esperando que me preguntases por eso! – Aplaudió como una nena chica.- Verás, sabés que todavía no tengo mucha plata, entre la mudanza y esas cosas.- Se frenó para hacer una mueca.- Pero, como quería regalarte algo…
-Sabés que no tenés que hacerlo, que no es lo que me importa.- Susurró, mirándola.
-¿Me querés dejar terminar?- Rodó los ojos sonriendo.- Quedate tranquilo que no te compré nada, que no tengo cómo.- Rio suavemente.- Pero… Se me ocurrió algo, que la verdad no pude evitar hacer, y que es más del estilo simbólico, podríamos decir. Aunque bueno, se lo poco que te gustan las sorpresas.-Susurró esto último, quedándose callada.
Él no dijo nada, observándola en silencio. Ella, visiblemente nerviosa, comenzó inconscientemente a jugar con sus dedos. A los pocos segundos, se animó a hablar. -Si preferís que no te de el regalo…-Susurró, mirándolo.
Él se acercó un poco y apoyó una de sus manos sobre la de ella, para luego darle un ligero apretón.- Me encantaría.-Susurró sonriendo.
Ella le sonrió, tímidamente, y, con su mano libre, tanteó la guitarra, para luego apoyarla sobre sus piernas. Soltó la mano de él, para llevarla a las cuerdas. Él no pudo evitar observarla entre curioso y sorprendido.
-¿Por qué me mirás así?- Rio suavemente.- ¿Pensaste que no intentaría seguir tocando luego de que me explicases un poco?
Él siguió mirándola de la misma manera.- Sí, pero… Como no volviste a decirme nada…- Susurró, mirándola.
-Oh, pero en eso consiste una sorpresa ¿no? En que la otra persona no se entere.- Murmuró, divertida.
-Sí, supongo que sí.-Rio suave.
Volviéndose a poner un poco nerviosa, comenzó a deslizar sus dedos por las cuerdas, haciéndolas sonar muy suavemente.- Te aviso que no es la gran cosa..- Susurró mirándolo.- Estuve practicando bastante, pero igual no me convence.
Él, una vez más, negó con la cabeza sonriendo, sin decir nada.
-Yo no sé cómo es que no te contracturás el cuello de tantas veces que negás por día.-Bromeó, soltando una risita.
-Anda, comenzá a tocar, que si no empezaremos una guerra que no vas a poder ganar.-Rio suavemente mirándola.
-Ay si, que miedo tengo…-Susurró, entre burlona y divertida.
Él se levantó rápidamente del sillón y amagó a acercarse a ella, con el objetivo de hacerle cosquillas. Ella, notando sus intenciones, pegó un gritito riendo y se alejó lo más que pudo de él, sentada en el sillón y colocando a la guitarra como escudo.
Él, al ver su posición, se largó a reír.- Sí, ya veo como ibas a ganar eh.-Siguió riendo.
– ¡Oh, callate!- Le sacó la lengua, un poco sonrojada, y volvió a acercarse a él, apoyando nuevamente la guitarra sobre sus piernas.- Volvamos a lo importante… ¿Estás listo o no para escuchar esta interpretación maestra?- Bromeó, sonriéndole.
-Estoy más que preparado.-Sonrió, alentándola con la mirada.
Ella respiró hondo y comenzó a tocar, con timidez al principio, con más confianza después. Los acordes sonaron lentamente, uno tras otro, y él reconoció la canción automáticamente. La miró entre contento e ilusionado. Entre feliz e incrédulo. Algo tan simple y sin embargo… Era mucho más. Ella observó su mirada, contenta de verlo así, y comenzó a cantar, suavemente.
Él no dejó de mirarla un segundo en todo lo que duró la canción. Ni cuando ella terminó. En silencio, los dos, sin necesidad de una palabra. Porque todo ya estaba dicho. Y lo único que quedaba era disfrutar ese momento, atesorarlo.
Para que, de esa manera, sumasen un recuerdo más, juntos.